¿Te pasa que tienes algún tipo de sufrimiento y no sabes manejarlo, o
relacionarte con él?
Ese “sufrimiento” puede adoptar muchas formas distintas:
La forma de ansiedad.
La forma de un dolor físico.
La forma de autocrítica.
La forma de una mente que va a toda velocidad y que no te permite
relajarte ni disfrutar.
La forma de comportamientos un tanto… adictivos que no te hacen sentir
demasiado orgulloso/a.
La forma de dificultad para sostener relaciones como a ti te gustaría…
Y muchas otras más.
Hay muchas maneras de gestionar el sufrimiento
Algunas de las más habituales son:
Trabajar más.
No parar en casa.
Comprar más.
Comer más.
Beber más.
Casarte.
Divorciarte.
Hacer más ejercicio.
Otras, en cambio, se parecen más bien a:
Comer menos. Obsesionarte. Compararte. Tener insomnio. Deprimirte.
No salir. Pasar horas enganchado a redes y pantallas. Aislarte. Dejar de
hacer.
Etc., eTc, etC.
Y entonces ¿qué?
¿Cómo hacemos para salir de esa
rueda de hámster?